jueves, 2 de julio de 2009

Despertar V


Lloré durante horas, abrumado , aturdido y confuso. Solo me detuve hasta que no me quedaron mas lagrimas y mi ojos dolian, fatigados de tanto dolor. LLoré sentado y abrasando a caluga que se mantuvo sereno en todo momento como si tambien comprendiera la partida de su amo. Nos Quedamos ahi hasta bien tarde en ese mismo lugar hasta que empeso a entrar el frio y decidimos buscar un lugar para refugiarnos. Una mesa tumbada sobre unos pilares nos sirvio de techo y nos acostamos. A la mañana siguiente desperte pensando en él, en mi abuelo y volvi a llorar forzosamente apesar de la aridez de mi ojos. Estaba completamente solo en el mundo y el miedo me invadia. Sali de mi refugio y vi a mi alrededor. La ciudad estaba completamente destruida las calles con inmesos crateres, la mayoria de las casas tumbadas en el suelo y el humo aun enfermaba el aire. No se veia nadie, ni una sola persona caminar, lo cual mas me asusto, hasta habia llegado a pensar que quizas era yo el ultimo sobreviviente, volvi a llorar. Me oculte nuevamente en mi refugio, tenia hambre y estaba cansado, no habia descanso bien anoche, asi que volvi a dormir. Al Madrugada siguiente desperte a causa de una pesadilla, desperte llorando, conmocionado, creia que moriria de hambre o soledad cuando siento unos golpes en la madera, unos golpes acompañados de la voz de una niña.

-¿Hay alguien ahi?- pregunto.
- ¿ Quien eres tu?- entre sollozos respondí.
- Me llamo Camila. ¿como te llamas tu?- dijo amablemente.
- Fernando- algo mas calmado.
- ¿Que haces metido ahi?-
-Hacia frio y no tenia donde estar.
-Pero ya es de mañana. Ven y sale que te hara mejor.

Me asome con cautela y a medida que iva viendo su imagen pude confirmar que se trataba de una niña algo mas grande que yo. Cuando llevaba la mitada de mi cuerpo afuera me tendio una mano para ayudarme a salir y pararme.

¿Que edad tienes?- me dijo.
- Tengo siete años y el es caluga mi perro.- lo presente orgulloso, despues de todo ahora yo tendria que hacerme responsable de el.
- Yo tengo doce años- sonrió- ¿ Tienes hambre?
- ¡ Si y mucha ! - le respondi euforico tocandome el vientre.
Entonces se saco la mochila que llevaba en la espalda y saco un pedazo pan para ofrecerme, el cual devoré con gusto. Ella me miraba, me examinaba, quizas estaba pensando en lo desafortunado que era yo, que una niño tan pequeño hubiera quedado solo en el mundo. Camila en ese momento me salvo del hambre y de algo aun mas terrible : la soledad.

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