
No me sentía bien en mi casa, pocas veces me siento bien ahí,por tanto decidí salir a caminar. Fui al parque Balmaceda a unas cuadras de mi casa cruzando el puente. Camine y me senté en la primera banca aparentando esperar a alguien, saque mi celular y le mande (a mi ex-novia) un mensaje preguntando sobre que estaba haciendo, haber si me daba señal de que podíamos vernos. Camine por el parque, estaba plagado de parejas como siempre, parejas felices, parejas queriéndose, abrasándose y besándose mientras yo en mi soledad no tenia nada mejor que hacer que caminar y entretenerme observando la felicidad ajena. De pronto siento a mis espaldas que una mujer grita: ¡Gabriel! (mi nombre) pero no quise voltear a ver quien era, ya que creí que seria muy egocéntrico de mi parte creer ser el único Gabriel al que podrían llamar o que quizás seria otra de mis alucinaciones y no andaba con ganas de hacer el ridículo mirando para atrás donde nadie me había llamado. Seguí caminando por ahí, por la ciudad, y me encontré con una amiga ( que cosas hablo, mejor dicho conocida) que me preguntó que andaba haciendo por ahí, aparentemente sorprendida, quizás sabia de mi reputación de ermitaño. Le conteste que simplemente salí a caminar. Avancé unas cuantas cuadras más ,llegando a Manuel Montt divise una banca que por alguna u otra razón desconocida me llamo a ocuparla, me senté, hice como que esperaba a alguien, saque mi celular, la llame ( a mi exnovia) y le e pregunte si podría ir a verla, que donde estaba, y me dijo que no estaba en su casa, que no podía verla, que necesitaba tiempo. Guarde mi celular, me levante y camine de vuelta. Me tope con varias personas que anteriormente había visto, lo cual era agradable ya que podía complementar mi análisis anterior y perfeccionarlo, eso siempre me ha causado satisfacción. Me devolví a propósito exactamente por el lugar en donde escuche gritar mi nombre, quizás se volviera a repetir. No pasó nada.
Decidí seguir caminando, aún me quedaban energías y además todavía no quería regresar. Camine por plaza Italia y el parque Bustamante, fui al parque de patinaje y me di unas vueltas fingiendo que buscaba a alguien, le di una vuelta y regrese por la calle paralela a la que me vine. Caminando por ahí tope con la ventana de un restaurante y me fascinó la imagen de una mujer sola que mientras con una mano sostenía su cabeza aburrida con la otra introducía camarones en su boca; tenia ella un gran plato de comida, que seguramente planeaba llenar su soledad. Pero así como yo me entretenía con su imagen luctuosa, ella intentaba matar su aburrimiento viendo y escuchando a un grupo de personas alegres que esperaban en la mesa continua que llegaran con la comida, donde seguramente esta no tendría nada más que una función de adorno, una acompañamiento a la conversación mientras que en el caso de la mujer solitaria era una justificación para salir de su cueva.
Hacia frío y el cielo me parecía triste, a punto de llorar, mis mejillas y nariz comenzaban a helarse considerablemente, decidí volver.
Al doblar en la esquina de mi casa saco mi celular y veo la hora: eran las seis, había matado dos horas del maldito día. Me sentía satisfecho. En eso a medida que caminaba y pensaba me percate de la sombra que proyectaba mi cuerpo en la pared, gracias a los faroles que ya hace escasos momentos habían sido encendidos por el atardecer. Vi mi sombra y pensé: ¡Que tonto que fui jamas estuve solo! Todo el tiempo mi sombra me siguió. ¿ O tal ves yo la seguí?...
éste me gusta demaciado asdasd
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