
-¿Como te sientes?- pregunte.
-Bien- claramente ella no se encontraba bien, pero era de esas personas que les gusta minimizar todo y que odian parecer una carga- ¿Me podrían decir que paso? ¿Donde estamos?
-Lo que paso…- iba a explicar cuando Akane se me adelanto.
-Lo que pasa es que estamos enjaulados en este lugar y si no hacemos algo ahora-alzo la voz- moriremos.
Catalina no lograba tomarle el peso a la situación, se sentó en posición fetal en una esquina de nuestra prisión como a esperar que las cosas las solucionáramos Akane y yo.
-¿Fernando se te ocurre algo? He estado todo este tiempo examinando el lugar y no he logrado encontrar ninguna debilidad, ningún punto de fisura o algo donde podamos hacer conexión digital e intentar destruir sus códigos de seguridad.- me decía Akane.-Estoy llegando a pensar que simplemente nos metieron en una caja envuelta en kilos de cemento y nos tiraron al mar.
- Yo también había llegado ha pensar en lo de la caja de cemento, es que en realidad jamás había visto algo así. Nunca en el ejercito mundial nos entrenaron para una situación de esta índole y tampoco se de alguien que halla sido atrapado de esta manera.
- ¿Y esa luz roja de donde viene?- pregunto tímidamente Catalina.
-Es cierto, no me había puesto a analizar ese pequeño detalle- agregue.
-Debe haber en consecuencia un lugar por donde se filtre y además algo que la genere. Esto significa que no estamos a miles de kilómetros bajo el mar- suspiró- que alivio.-dijo Akane
-A menos que estemos a miles de kilómetros bajo el mar en una cárcel submarina que emana luz roja.- la corregí con angus

-¡Maldita sea!- grito golpeando el muro.
-Mira ahí arriba- le señale una entrada de aire cuyas medidas permitirían con esfuerzo el paso de un adulto, , desgraciadamente impedían entrar una serie de gruesos barrotes entrelazados, de los cuales ningun humano seria capaz de romper.- ¿Lo vez? Por ahí entra la luz y además el aire, era obvio que debía entrar oxigeno por algún lado, de nos ser asi en un espacio tan pequeño como este y con tres personas según el tiempo que llevamos dentro ya estaríamos ahogándonos-explique.
Akane se acerco a la entrada de aire y como una gata se detuvo a analizarlo, tocando los barrotes suavemente, con sus finas y delgadas pero fuertes manos, los palmeaba para ver su consistencia, luego se detenía como si oliera el conducto de ventilación, examinándolo minuciosamente. Puso su agudo oído en el lugar para ver si sentía algo, de pronto, tal cual lo hace un gato en alerta se encorvo, y sus ojos se abrieron mas de lo acostumbrado, en ese momento hablo extasiada.
¡Siento un ruido! ¡Ruidos de maquinas!- feliz de su descubrimiento Akane daba la noticia.
- Déjame oír- me acerque- Si es cierto, aunque esto aun no nos sirve de nada, para lograr escapar, -dije decepcionado.
¿Maquinas? ¿Una fabrica? ¿A dónde nos habían traído? No creo que hayan sido tan tontos de traernos a su central misma y poner en riesgo toda su información valiosa. Pero bueno ahora que lo pienso quizás lo hicieron para simplemente burlarse de nosotros y demostrarnos que aunque estemos tan cerca de conseguir nuestro objetivo jamás podremos alcanzarlo. Esto era una tortura psicológica, era peor que la física, al menos para mí. El dolor físico es concreto, intenso, rápido y puede sanarse fácilmente, en cambio el psicológico se arraiga en tu memoria como una sanguijuela. Los seres humanos no nos acordamos del dolor físico, es solo cosa del momento, en que lo vivimos y creo que lo mismo deberíamos hacer con los sentimientos. Nadie se acuerda de cuánto o cómo le dolió ese cabezazo que se dio con la mesa cuando aprendía a caminar. O la vez que andaba en bicicleta y un agujero en el camino provoco que nos azotáramos contra el piso. Quizás si nos preguntan cuanto nos dolió podíamos decir mucho o poco o hasta compararlo con otro tipo de dolor. Asunto distinto es el dolor psicológico, tan difícil de superar, ese que genera traumas y deforma tu personalidad afectando tu vida para siempre. Los tristes recuerdos de infancia, cuando los demás niños de tu edad te molestaban por cualquier cosa, como caerte andando bicicleta donde lo verdaderamente amargo de la situacion eran las risas de los demas burlandose de tu accidente, porque asi somos los humanos cuando alguien cae lo pisoteamos y cuando alguien se eleva nos colgamos de el, muchas veces impidiendoles volar. Las risas, las burlas, las traiciones y mentiras repercuten cada día de tu vida y en momentos de angustia como este vuelven a mi mente.
Continuara ....
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