martes, 1 de septiembre de 2009

Angustia creativa

Un joven embriagado con su idea de convertirse en el mejor músico decidió viajar a las montañas para ser entrenado por el gran maestro y conseguir un oído incomparable. Al volver a Santiago podía oír cada susurro, suspiro, lamento, maldición, desconsuelo, arrebato, llanto, desesperación, tormento y cada latido de cada corazón desolado que vaga por la ciudad. No había alcanzado a ser media noche y el joven se suicido. En un mundo así no existía espacio para un sueño tan grande ni para un talento tan elevado. Nadie jamas sabría el nombre de aquel joven virtuoso que muriera en el anonimato y sin publicar ni una sola melodía.

1 comentario: